El desarrollo de una arritmia puede tener varias causas posibles. Algunas arritmias pueden ser congénitas (es decir estar presentes desde el nacimiento) o estar asociadas a factores genéticos (debido a que pueden heredarse de los padres).

Otras arritmias pueden desarrollarse debido a factores ambientales, como el estrés emocional o mental, por hábitos de vida poco saludables, estar asociadas al envejecimiento u ocurrir debido a otra afección, como enfermedad de las arterias del corazón, insuficiencia cardíaca, inflamación del corazón o de la capa que lo recubre llamada pericardio, infección del corazón, diabetes, entre otras.

Con esto en mente, se entiende por qué puede prevenirse el desarrollo de algunas arritmias y el de otras no. Sin embargo, si tu tienes una arritmia, puedes tomar medidas para prevenir síntomas futuros y reducir las posibilidades de que tu arritmia empeore.

Conoce tu arritmia

El primer paso que puedes dar es comprender tu arritmia. Comienza respondiendo las siguientes preguntas con la ayuda de tu cardiólogo/electrofisiólogo:

1. ¿Qué causa tu arritmia? ¿Se debe a un factor externo como el estrés o el tabaquismo? ¿O es el resultado de otra enfermedad?
2. ¿En qué parte de tu corazón comienza la arritmia?
3. ¿Tu corazón late demasiado rápido, demasiado lento o irregularmente?
4. ¿Qué empeora tus síntomas? ¿Qué mejora tus síntomas?

De la mano de tu cardiólogo/electrofisiólogo puedes determinar los factores que desencadenan tus síntomas o los momentos en que esos síntomas empeoran. Por ejemplo, pueden ser desencadenantes las situaciones estresantes (en el trabajo, el hogar, la escuela o en las relaciones interpersonales), las alteraciones del sueño (como la apnea del sueño o la deprivación del sueño) o el consumo de sustancias como la nicotina y el alcohol. En personas sensibles, la cafeína también puede ser un desencadenante.

Los medicamentos que tomas para tratar otra afección pueden estar causando arritmia. Analiza esta posibilidad con tu médico. No modifiques por tu cuenta las medicinas que tomas, porque hacer esto puede empeorar las cosas.

Si puedes evitar o abordar los desencadenantes de tu arritmia, es posible que puedan reducirse o eliminarse los síntomas asociados.

Adopta un estilo de vida saludable

Los cambios en el estilo de vida son necesarios para mantener una función cardíaca saludable. Te recomendamos los siguientes:

1. Practica ejercicio de manera regular: el ejercicio aumenta la fuerza y la resistencia de tu corazón y disminuye las posibilidades de tener problemas cardíacos en el futuro. Sin embargo, es apropiado que analices con tu médico qué tipo de ejercicio es prudente que realices, ya que algunas arritmias pueden desencadenarse durante el ejercicio.
2. Evita o disminuye el consumo de ciertas sustancias: el consumo de nicotina, sustancias psicoactivas, ciertos medicamentos de venta libre y el alcohol, puede aumentar tu frecuencia cardíaca y favorecer el desarrollo de arritmias. Evitar estas sustancias puede reducir los síntomas y la cantidad de episodios de arritmia y también puede disminuir las posibilidades de desarrollar otros problemas de salud en el futuro.
3. Desarrolla estrategias para el manejo del estrés.
4. Trata apropiadamente las alteraciones del sueño.

Ten un plan de acción

Apóyate en tu cardiólogo/electrofisiólogo para diseñar un plan de acuerdo con las necesidades específicas de tu arritmia. Esto puede significar conocer los signos de alarma que ameriten que acudas a un servicio de emergencias, tomar medicamentos de forma regular y tan pronto como comiences a sentir los síntomas, y elegir estrategias para un manejo intervencionista de tu arritmia cuando esto sea apropiado. Trabaja con tu médico para asegurarte de tener la mejor oportunidad de recuperarte de tus síntomas.