El tratamiento de una arritmia maligna tiene dos etapas.

La primera etapa se centra en detener la arritmia y restaurar el pulso y la presión arterial.

La segunda etapa implica tratamientos para ayudar a prevenir la recurrencia de una arritmia maligna en el futuro.

Esto implica el tratamiento con medicamentos en todos los casos para disminuir la probabilidad de tener un nuevo episodio de una arritmia maligna. También puede incluir en pacientes seleccionados el implante de dispositivos especializados llamados cardiodesfibriladores y la modificación del tejido cardiaco responsable de la arritmia maligna mediante un procedimiento llamado ablación.

Si te han diagnosticado una arritmia potencialmente mortal, consulta y sigue estrechamente las recomendaciones de un cardiólogo/electrofisiólogo (un cardiólogo que se especializa en trastornos del ritmo cardíaco) para conocer los signos de progresión de la enfermedad y cuál es la mejor manera de controlar tu afección a largo plazo.